Posteado por: kalicom | 28 marzo 2011

Porque hay gallinas maltratadas

Posteado por: kalicom | 3 enero 2011

Una gallina muy maternal

Foto: Marcela Pujol©

Mi amiga Marcela Pujol, que vive en la ciudad de Paraná, a orillas del río del mismo nombre, en la provincia argentina de Entre Ríos, me ha mandado esta preciosa foto tras la que se esconde una noticia llena de ternura protagonizada por una gallina. Desde luego se trata de una gallina muy especial: ha adoptado a una camada de cinco gatitos, ofreciéndoles el calor de su gallinero a la vez que empolla sus huevos.

El escenario de esta conmovedora historia es un centro de acogida de animales regido desde hace 18 años en Paraná por don Avelino Fontán. En él alberga a unos 400 animales de 140 especies diferentes, que en su mayoría fueron previamente abandonados.

Uno de esos inquilinos es nuestra gallina, una japonesa de dos años de edad, cuyo fuerte instinto maternal ya le ha llevado a empollar con anterioridad huevos de diversos tipos de aves.

Pero esta vez la cosa es aún más sorprendente porque lo que ha hecho ahora es adoptar a toda una camada de gatitos.

Lo que ocurrió es que la mamá gata tuvo a sus cachorros en el nido de la gallina y ésta los acogió desde el primer momento, metiéndolos bajo sus alas para darles calor. Luego la gallina puso sus huevos y empezó a empollarlos, pero eso no ha impedido que siga permitiendo a los gatitos mantenerse calentitos junto a ella.

La mamá gata viene cada tres o cuatro horas y los llama para que salgan del gallinero, les da de mamar y los deja que vuelvan junto a su mamá gallina adoptiva.

Según nos dice don Avelino, cuando la gallina ve a lo gatitos inquietos se los acerca con el pico para que tengan calorcito y se relajen.

¿A que es estupendo empezar el año con una noticia tan gratificante?

 

Posteado por: kalicom | 10 diciembre 2010

Razas de gallinas españolas: Catalana del Prat

Proviene de las gallinas nativas de la comarca barcelonesa de Baix Llobregat. Se cree que en su origen puede estar la raza Cochinchina Leonada, cruzada con ejemplares nativos. En catalán se la denomina “Pota Blava”, que significa “pata azul”

A principios del siglo pasado, la Catalana del Prat presentaba una escasa uniformidad de aspecto, pero tras ser exportada a Argentina, diversos criadores de ambas orillas del Plata la perfeccionaron y fijaron su plumaje, siendo posteriormente reexportada a España.

Fue una importante ponedora industrial en la primera mitad del siglo XX: producía una media de 180 huevos anuales, siendo reconocida igualmente su calidad cárnica. En la actualidad su producción media es de unos 170 huevos anuales de más de 60 g. y de cáscara rosada. Entre un 10 y un 15% de las gallinas presentan tendencia a incubar, observando un buen comportamiento como madres.

Se trata de un ave de tamaño mediano, cresta grande, orejillas blancas y tarsos azul pizarra.

Veamos cómo es el gallo:

La cabeza es moderadamente larga. El pico, largo, vigoroso y bien encorvado. Lo ojos grandes, redondos y prominentes.

La cresta es simple, grande, bien derecha y firmemente asentada sobre la cabeza, con cinco dientes aserrados regularmente; el primero y el último más pequeños que los del medio; además es lisa y con el espolón con tendencia a seguir la forma de la parte posterior de la cabeza.

Los barbillones son medianamente grandes, bien redondeados y pendientes, con una textura fina. Las orejillas, más bien grandes, son ovaladas, bien pegadas a la cabeza, sin pliegues ni arrugas.

El pescuezo es largo, arqueado y con una golilla abundante que flota sobre la espalda. Sus alas son grandes y están bien plegadas. El dorso es ancho, alargado, plano, con inclinación algo pronunciada hacia la cola. Posee abundantes caireles.

En lo que se refiere a la cola está bien desarrollada; es abierta, con hoces alargadas y encorvadas, llevada en un ángulo de 45 grados sobre la horizontal. El pecho es profundo, redondeado, llevado bien adelante.

Su cuerpo es largo, ancho, derecho, levantado en el frente, decayendo hacia la parte posterior; el plumón es más bien corto. Sus muslos son largos y vigorosos; las canillas, moderadamente largas, son lisas, fuertes y bien separadas; los dedos son derechos y abiertos.

Forma de la gallina:

Su cabeza es moderadamente larga y ancha; la cara lisa. El pico es largo, vigoroso y bien encorvado. Los ojos grandes, redondos y prominentes. La cresta es simple, moderadamente grande, con cinco dientes bien definidos y regulares, profundamente aserrados, caída hacia un lado de la cabeza.

Los barbillones son largos, anchos, delgados, redondeados, libres de pliegues y arrugas, de textura fina y lisos. Las orejillas, regularmente grandes, tienen forma de almendra, son lisas, de textura fina y bien pegadas a la cabeza.

Su pescuezo, que es más bien largo, está regularmente arqueado. Las alas son grandes y bien plegadas. El dorso es alargado, plano en las espaldas, cayendo ligeramente hacia la cola. Tiene una cola abundante, larga, abierta y llevada en un ángulo de 40 grados sobre la horizontal.

El pecho es profundo, redondeado, llevado bien adelante. Presenta un cuerpo largo, ancho, derecho, levantado en el frente y decayendo hacia la parte posterior. Su plumón es corto.

Tiene muslos alargados y vigorosos; las canillas son moderadamente largas, fuertes y bien separadas; los dedos son derechos y bien abiertos.

La coloración de esta raza es la siguiente:

Gallo: en la cabeza el plumaje es amarillo sin llegar a rojizo. El pico es córneo claro; los ojos de tono castaño rojizo. La cresta, la cara y los barbillones presentan un colorado vivo. Las orejillas son blancas.

En el pescuezo, la golilla es de color amarillo sin llegar a rojizo. El plumaje del frente del cuello es igual al del pecho.

En cuanto a las alas, arco y frente son de color amarillo, sin llegar a rojizo, con cubiertas del mismo color; las primarias, tela superior amarillo como la anterior, tela inferior negro, con una fina bordura de amarillo, suficientemente ancha, para evitar que el negro sea visible en la superficie cuando el ala está plegada en posición natural; cubiertas de las primarias, negro, con una bordura como la anterior; tela inferior, negro, con una fina bordura amarilla en la punta; secundarias, tela inferior, amarillo, sin llegar a rojizo, lo suficiente para hacer un triángulo del ala de ese color; tela superior, negro.

El dorso es amarillo sin llegar a rojizo; caireles de color amarillo, sin llegar a rojizo, barnizado.

En la cola: timoneras y caudales negro verdoso lustroso; cubiertas, amarillo, sin llegar a rojizo, con lanceolado negro que ocupa la mitad inferior de la pluma, tanto más ancho cuanto las plumas están más próximas a la cola.

Pecho amarillo. Cuerpo amarillo sin llegar a rojizo; plumón amarillo de un tono más claro.

Superficie general, rico leonado sin llegar a rojizo, salvo en las partes donde está especificado el negro, libre de astil matizado y de apariencia harinosa, cuanto menos contraste exista entre las distintas secciones, es mejor; lo más deseable es una armoniosa fusión; el gallo debe tener un color brillante que parezca estar barnizado.

Sus muslos son amarillos sin llegar a rojizo; canillas y dedos en azul pizarra.

Subcolor amarillo, algo más claro que la coloración exterior, libre de color extraño.

Gallina: cabeza en tono amarillo sin llegar a rojizo. Pico Córneo claro. Ojos castaño rojizo. Cresta, cara y barbillones en colorado vivo. La orejillas en blanco.

El pescuezo es amarillo sin llegar a rojizo, las plumas cerca del dorso tienen en la punta un tilde negro en forma de V.

Alas, arco y frente son de color amarillo sin llegar a rojizo; primarias, tela superior, amarillo sin llegar a rojizo; tela inferior, negro con una fina bordura amarilla, suficientemente ancha para evitar que sea visible el negro estando las alas plegadas en posición natural; cubiertas de las primarias, negro, con una muy delgada bordura amarilla en la parte superior; secundarias, tela inferior, amarillo sin llegar a rojizo; tela superior, negro. El dorso es amarillo sin llegar a rojizo.

Cola negra, salvo las plumas superiores o cubiertas de la cola que tienen una bordura de amarillo, sin llegar a rojizo.

El pecho e amarillo sin llegar a rojizo, igual que el cuerpo, aunque este último tienen el plumón un tono más claro.

La superficie general presenta un rico leonado sin llegar a rojizo, salvo en las partes donde está especificado el negro libre de astil matizado y de apariencia harinosa; cuanto menos contraste exista entre las distintas secciones es mejor; lo deseable es una armoniosa fusión.

Los muslos, amarillo sin llegar a rojizo. Canillas y dedos en azul pizarra.

Subcolor amarillo, algo más claro que la coloración exterior, libre de color extraño.

El gallo pesa tres kilogramos y la gallina dos kilogramos y medio.

Posteado por: kalicom | 27 noviembre 2010

«Eppur si muove»: cada día más huevos Ecológicos y Camperos

Estoy muy gratamente sorprendido: en las últimas semanas vengo observando que en los centros comerciales que frecuento aumenta el número de estantes con huevos Ecológicos y Camperos.

Estas cosas, obviamente, no pasan porque sí: son la respuesta a una demanda de los clientes, al resultado de encuestas, a comentarios en los medios de comunicación.

Me encantaría pensar que este modestísimo blog haya podido contribuir sólo un poquito.

Os pido a todos que sigáis en la lucha: ni un solo huevo que no sea Campero o Ecológico o, lo que es lo mismo, ni un solo huevo cuyo código empiece por el número «3» o por el número «2».

Si quieres mejorar las condiciones de vida de las gallinas ponedoras, únete al Movimiento Gallina Feliz.

Posteado por: kalicom | 8 noviembre 2010

La extraña gallina del señor Yong

 

¿Esta gallina es un caso de evolución genética? ¿Es el eslabón perdido entre la gallina y algún antiguo dinosaurio?

Vive en China y desde que era un polluelo ha venido caminando así de erguida, con lo que parece más un pingüino que una gallina. Lo más curioso es que, según su dueño, el pescador Liu Yong, sus compañeras de corral la rechazan.

Es muy triste no poder ser diferente, incluso en el mundo gallináceo.

 

Posteado por: kalicom | 28 octubre 2010

Carne blanca, carne roja: todo es cuestión de volar

Me preguntaba un amigo el otro día por qué las gallinas, y en general las aves de corral, tienen la carne de la pechuga tan blanquita, y sin embargo las aves de caza la tienen muy roja.

Parece ser que la razón está en los hábitos de vida de unas y otras. En las aves que no practican el vuelo sostenido o no vuelan en absoluto, la estructura muscular es diferente y los músculos tienen mucha menos mioglobina, que es la sustancia encargada de transportar el oxígeno en el momento del esfuerzo del vuelo.

Por eso a una pechuga de gallina la consideramos “carne blanca” y su textura es más suave de sabor y de consistencia. En las aves voladoras la carne es más oscura y presenta una textura más consistente.

Posteado por: kalicom | 11 octubre 2010

Bienvenidos al manicomio

No lo pensamos. Simplemente vamos a la tienda, compramos los huevos, los consumimos… Pero… ¿Qué hay detrás? ¿Qué oscuro y terrible mundo es el que le toca vivir a las gallinas de las explotaciones industriales?

¿A que muchos ni os habéis fijado en que esos huevos que compráis llevan un código escrito?

Pues sí, lo llevan, y viéndolo podéis saber si se trata de huevos que han puesto gallinas que padecen un terrible sufrimiento o si lo han hecho gallinas que deambulan en semi libertad y sin estrés.

Es muy fácil: todos los códigos de los huevos empiezan con un número que puede ir del 0 al 3. Los que están marcados con códigos que empiezan por el número 3 o por el número 2 los han puesto gallinas encerradas en baterías de jaulas, hacinadas y estresadas. Los que empiezan por el número 1 o por el 0 han sido puestos por gallinas que viven con cierto grado de libertad, que pueden estirar su alas, pasear y ver el sol.

La próxima vez que vayas a comprar huevos, mira antes el código y compra sólo los que empiecen po el 0 ó el 1.

¡ÚNETE AL MOVIMIENTO GALLINA FELIZ!

Mira la peli que hay a continuación y podrás hacerte una idea de lo que es la producción industrial de huevos.

 

 

Posteado por: kalicom | 3 octubre 2010

Historia de las gallinas (1)

Las gallinas y los gallos que conocemos actualmente reciben el nombre científico de “Gallus domésticus” y, según los genetistas, arqueólogos y agrónomos, tienen su origen remoto en una zona geográfica comprendida entre el Sudeste Asiático, India Oriental y las estribaciones de la cordillera del Himalaya, donde en la actualidad todavía se los puede encontrar en estado salvaje.

Salvo algunas especies raras como el urogallo o la gallina de Guinea, todas las que conocemos y aprovechamos para nuestra alimentación proceden de aquella especie primitiva.

Los expertos estiman que las primeras gallinas llegaron a Europa hace unos 4000 años, aunque no se sabe con exactitud si lo hicieron acompañando las grandes migraciones de los pueblos indoeuropeos o a través de Mesopotamia. Esta segunda hipótesis se basa en el conocimiento que tenemos de que los sumerios ya las utilizaban hacia el 2500 a.C.; y allí debieron llegar como consecuencia de las estrechas relaciones que existían entre las civilizaciones del Indo y las del Tigres y el Eúfrates.

No obstante, los primeros auténticos avicultores fueron los egipcios. Existe una documentación precisa sobre la existencia de gallinas en el país del Nilo hacia el 1500 a.C. De hecho, el faraón Tutmosis III recibía gallinas como tributo de un pueblo asiático.

En esa época eran conocidas también por la civilización cretense, aunque habría que esperar hasta finales de la época romana para que se introdujeran en la dieta del pueblo llano.

Desde luego los primeros que se dedicaron a su cría de forma masiva fueron los egipcios, y de ellos pasó esta actividad al mundo grecolatino.

En España los vestigios más antiguos se remontan al siglo VII a.C. y se encuentran en las colonias fenicias que había en la actual costa de Málaga. En aquella época ya se consumían muchos huevos, que constituían uno de los ingredientes fundamentales de la “puls púnica”, un plato netamente fenicio y cartaginés compuesto por harina, miel, queso fresco, huevo y agua.

El éxito de la gallina y el gallo estribaron en el hecho de que era una especie muy dócil por su escasa capacidad para volar, lo que la hacía muy dependiente de los humanos, que a cambio la mantenían a salvo de depredadores. Curiosa esta asociación consistente en ser defendido para luego ser comido, pero lo cierto es que funcionó hasta tal punto que la gallina fue un animal emblemático para los celtas, y pronto tuvo un profundo significado espiritual, convirtiéndose en animal de ofrenda y adivinación.

(continuará)

Posteado por: kalicom | 21 septiembre 2010

Conviértete en activista gallináceo

Posteado por: kalicom | 3 septiembre 2010

Cuando las gallinas damos miedo

Los hombres siempre han tenido miedos. Miedos esenciales, miedos inducidos, miedos a las cosas que no comprenden… miedos incomprensibles y absurdos pero igualmente reales, como es el caso de las fobias.

Una de ellas, la llamada Alektorofobia, es un miedo injustificado, anormal y persistente a las gallinas y otras aves de corral.
Normalmente sólo atañe a las gallinas y pollos vivos, pero en ocasiones también la generan los huevos e incluso los pollos que ya han sido cocinados.

La verdad es que las personas que padecen de Alektorofobia creen que nosotros, los pollos y las gallinas, somos seres malignos, que conspiramos contra los hombres, los vigilamos con nuestros ojos saltones de mirada fija, y finalmente los atacamos. Estas personas ni se plantean volverse contra nosotros porque temen las represalias que los demás pollos y gallinas pudieran tomar.
Es una pena que existan estas cosas, porque nosotros jamás hacemos daño a las personas.

Una medida simple que se puede tomar para ayudar a un familiar o amigo que padezca esta fobia es coger un huevo duro y, cuando esté durmiendo, esconderlo en algún sitio de la casa, cerca de la cama si es posible. Cuando hayan pasado unos días se lo enseñaremos y le explicaremos que ha estado allí, cerca de él, todo el tiempo, y que nada malo le ha pasado.

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